martes, 28 de julio de 2009

CAMBRIDGE

Llevo días con el runrún en el estómago. El domingo estaré a estas horas en la bonita ciudad universitaria británica, y aunque ya me he pertrechado de calzoncillos y pijamas en el Corte Inglés, y tengo preparada la lista de cosas imprescindibles, estoy nervioso. Desapolillar el inglés, comer sin tener que cocinar, dormir en cama estrecha, ir a clases toda la mañana me da mucha pereza. Por el lado bueno, conocer gente nueva, hacer amigos, pasear por la orilla del río, o por los muchos jardines que gracias a la lluvia de las islas se cuidan solos me apetece. Quizá quince días alejado de mis rutinas me ayuden a dejar de fumar.

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