martes, 3 de agosto de 2010

REFLEXIONES ABURRIDAS


La tarde de agosto da para un par de llamadas telefónicas, la corrección de unas pocas páginas de la novela más larga que he escrito (y no terminado) nunca y la reflexión, entre resignado y cabreado, al comprobar que envío muchos más correos que los que recibo. Cierto es que bastantes son de chorradas, pero la chorrada es una excusa para decir que te tengo presente. Y que cuando acabe el verano, me pensaré si vuelvo a mandarte chorradas, y tampoco correos serios.
No va para nadie: va para todos.

PD.- Estuve en Segovia hace diez días. Una noche de luna llenísima y música rara entre amigos.