Noto un sabor raro en las encías. No tiene que ver con nada físico, más bien lo asocio a la inminencia de algo que está a punto de suceder, o que acaso ya ha empezado a brotar inesperadamente. Estas percepciones me son familiares, y heredadas por línea materna. Mi componente femenino ha burlado la genética, y parece que me he hecho con esa habilidad extrasensorial que me permite adelantarme a algunas situaciones antes de que se produzcan, o saber de ellas antes de que me las comuniquen por teléfono. No es que siempre me entere de todo, pero de vez en cuando salta la alarma.