miércoles, 22 de septiembre de 2010

IKÉ+DA


Hace años, una amiga viajó a Barcelona. A su regreso me contó que había estado en IKEA. Mi ignorancia me llevó a pensar que aquello era una especie de galería de arte, un museo o algo parecido. Meses más tarde volvió a IKEA y me trajo una lámpara Berychungen de papel con esqueleto de alambre. Para entonces ya sabía que era una tienda de muebles sueca. Lo curioso es que la idea de vender muebles sin montar fue un éxito. Te los embalan en cajas paralelepípedas y allá te las entiendas con las instrucciones. Lo único que tengo, aparte de la lámpara, cuyo papel se rompió y sustituí por una carpeta de plástico hecha un cilindro a modo de tulipa o pantalla, es una silla de escritorio. Tardé en meter el muelle "churringen" por el agujero "notejoden" más de media hora, intento tras intento. Pasé la tarde admirando mi obra, con calambres en dedos, manos y brazos (todos míos) y recordando algunas palabras que hacía tiempo no pronunciaba, e incluso inventando neologismos como "mecagoentodoloquesemenea", "suecosdemierda" y "atomarporculolasillaloscojones".
Estoy pensando seriamente en crear mi propia empresa de muebles malos, incluso más ecológica de lo que presume ser la casa escandinava. Incluiré varias instrucciones, algunas con pistas falsas, para hacer del montaje una aventura aún mayor, así como piezas innecesarias, tornillería variada y herramientas defectuosas. Quiero que quien monte uno de mis muebles se sienta realmente orgulloso de su obra, o más bien hazaña.

PD.- La silla de la foto no es de IKÉ+DA, sino un diseño de Elías Cueto, un amigo gallego que es arquitecto todo-terreno.