lunes, 8 de febrero de 2010

PILATES

Me invitaron dos de mis hermanas, o más bien me retaron, a hacer pilates. Dicen que lo inventó un señor al que mantuvieron encerrado durante la Gran Guerra. El bueno de Joseph Pilates se esforzó por mantenerse en forma y ayudar después a personas hospitalizadas a hacer lo mismo. Así creó su método de ejercicios anaeróbicos. Y hasta ahí la brevísima historia de su origen.
Los lunes y miércoles voy al gimnasio, y de ocho a nueve someto a mi cuerpo a una terapia de desadormecimiento rodeado de mujeres (el instructor es hombre y creo que siente celos de mí) de edades comprendidas entre los 15 y los taitantos. Yo me siento una más. Es lo que tiene mi lado femenino, que en situaciones así me domina. De lo contrario, no podría hacer algunos ejercicios.