sábado, 23 de enero de 2010

"BLOGUEANDO"

No sé si bloguear es un verbo aceptado, y si lo es, ignoro si en el sentido de leer o escribir blogs. Pues bien, desde mi última contribución a este, (el panhispánico de dudas exime de tildar los pronombres demostrativos), me he dedicado a bucear por el maremágnum de páginas de autores como yo mismo, con el propósito de aprender, lo cual se puede hacer de muchas formas, pero básicamente de dos: imitando conductas y evitando otras. En el mundo de los blogs hay infinidad de personas cultísimas (al menos en apariencia, que no he cenado con ellas hasta hoy), que plantan sentencias en maceta o jardinera; otros que patean a la Real Academia con saña, ya sea por animadversión a los académicos o a la gramática elemental; algunos aprovechan para colgar fotos en las que exhiben su impudicia e incluso presumen de liberalismo porque "se lo montan" con dos parejas al tiempo y una boa constríctor que pasaba por allí; y los más lo usan como elemento de propaganda, al estilo de una página web que no requiere mantenimiento. El caso es que he disfrutado enormemente con una que se dedica a sacudir estopa a los novelistas de hoy en día, especialmente a los que escriben best-sellers traducidos a veinte idiomas, y a los que la unánime crítica patria eleva a los altares de la deidad.
A mí, que soy permeable, me afectó sentirme idiota leyendo lo que los críticos fiables tildan de noveluchas y ni siquiera eso, así que me enfrasqué (soy muy de frascos a ciertas horas) en la lectura reflexiva de obras en cuyos errores de bulto no había reparado, ya sea por la prisa con la que paso los ojos sobre las letras, o por mi inconsistente cultura. Así que me hallo, como Proust, en busca del tiempo perdido, tratando de encontrarme con los novelistas de una pieza. Y por el momento aparcaré mis ansias de escribir una novela de una pieza, hasta que me entere de cómo se hace.