Hablo mucho con mis alumnos. Opino que es necesario. A veces me consultan sobre el futuro y siempre les digo que hay que tener un plan B a menos que uno tenga clarísimo el A, incluso pese a ello. La vida es tan complicadamente sencilla que exige alternativas, por si acaso.
Yo nací sin planes. Me lo hizo notar el psicólogo del colegio cuando me llamó a su despacho después de evaluar mi test de aptitudes profesionales, "bahtcha" tras "bahtcha" (era extremeño y decía "basta" con su acento tras cada ejercicio: dejen el lapicero cuando yo diga "bahtcha").
-"Menoh" militar -él lo era, coronel Baeza- "uhté" puede ser cualquier cosa. No tengo "máh" que decir.
Y la cosa era que a mí me atraía todo. Lo de no ser militar se comprobó en 1986, pero no tuve tiempo para comunicárselo al psicólogo, para que viera su acierto pleno.
Lo malo de no tener vocación de nada es que a los diecisiete años te obligan a decantarte, aunque ahora sea peor con lo de los itinerarios del bachillerato. Lo bueno es que casi cualquier cosa sirve. Imaginemos que a un político -no a todos- le pidan que se defina... antes de saber con qué partido tendrá más oportunidades. En mi primera carrera fallida hubo uno que se ofrecía a las tres candidaturas para el claustro con la única premisa de que le dieran los primeros puestos, porque quería salir a toda costa. Saltó de la derecha a la izquierda, pasando por los intermedios, hasta que consiguió su objetivo. Hoy en día es senador del PP, -se jacta de ganar 6000 euros limpios por tocarse los cojones, con todas las palabras y todas las letras- aunque podría serlo del PSOE, FN o Podemos -que aún no existía-. El político de raza es, ante todo, político. Luego ya se verá de qué raza. (Tengo un cuñado que fue expulsado de IU por excesivamente rojo -sacar los colores al respetable-, y después de amar a Rosa López le puso los cuernos con Albert Rivera, con quien tampoco rasca bola).
Probé con la psicología, pero la UNED está hecha para ciclistas: gente de otra pasta. La mili o media mili me dio tiempo a pensar y acabé por ser maestro. Ya que no era capaz de dibujar mi destino, el destino me mandó un croquis. Mi profesora de piano tuvo a bien explicármelo y jamás le estaré lo suficientemente agradecido.
-Estudia magisterio. En pocos años cambiarán los planes de estudio y podrás enseñar música. -Ella ya había desistido de la idea de convertirme en pianista, como dejé escrito en este blog-.
Entre mis amigos del cole, que son una gran parte de los que tengo ahora, hay un abogado con despacho. Opositó durante unos años a funcionario, pero se cansó de la disciplina y se asoció con un familiar. Hace días me comentaba que no es necesaria la vocación para ser un buen profesional: basta con tener claro a qué te dedicas, te guste más o menos, y esforzarte, convencido de que lo que te da de comer merece tu atención. Le pregunté qué le habría gustado ser y su respuesta fue contundente:
-Restaurador de obras de arte. -Si hubiera confesado que deportista de élite habría tenido que poner entre paréntesis su máxima sobre lo vocacional, pero es un tío serio y cabal, y su raqueta Kawasaki no daba para más-.
Chema tiene muy buena mano -excepto para el tenis y el padel-. Asistió a clases de dibujo y pintura, me compró una acuarela -eso es amistad- cuando "me hice pintor" y si no se puso a exponer creo que fue más por ética y decencia, amén de timidez, que por falta de habilidades -que atesora más que yo, de largo-. Los padelistas -antes de descubrir las benéficas propiedades de la eyaculación para prevenir males de espalda, como asegura Nacho, el otro licenciado en derecho aún menos vocacional que Chema- envidiábamos sus clases con modelo desnuda, más aún sus descripciones inflamadas para despistarnos entre golpe y golpe. No me apunté porque se me habría notado demasiado y porque la modelo cobraba un plus, supongo que de peligrosidad ante rijosos viejunos.
Hoy mismo me llegó un wasap de otro amigo del alma para contarme una oferta de trabajo que tiene que ver con su vocación, en este caso clara, meridiana, la madre de todas las vocaciones. Sus otras obligaciones le impiden aceptarla. Es otro tío cabal, fiel, un ejemplo de seriedad. Me he sentido chafado por él. Cuando Sharon Stone llama a tu puerta tienes que explicarle que estás con Penélope Cruz, que tampoco está mal pero no es lo mismo.
Mierda de vocación. Menos mal que tengo muchas, como Groucho principios y, si no te gustan, tengo otros.
Pd.- Gracias a Andrés y Onrubia por hacer que me creyera pintor. A Fuentes y Pilar por idem de fotógrafo. A Luis Cantalapiedra y Germán por lo mismo como músico. A Carmen, Patricia y más gente por verme como escritor. Y a mi esposa por seguir creyendo que valgo para todo. A Ana Torroja, que dijo "sólo soy una persona". Siento defraudaros... a todos.