Supongo que todos andaríais demasiado atareados como para perder un rato en explicarme el efecto de un voto en blanco, aunque puede que muchos estuvierais igual de perdidos o indecisos que yo. Al final terminé por votar después de un rato encerrado en la cabina, mirando papeletas, candidatos, (algunos en formaciones distintas a las de anteriores elecciones, quizá buscando perderse, despistar o provocar el voto útil, otros bajo siglas confusas).
Por encima del resultado, resulta curiosa la interpretación de cada quién:
-Gobernarán los perdedores en alianza para derrocar a los ganadores.
-La democracia no es democrática (sic).
-¡Vaya h...!
-Si gana Ud, me voy del país (aún esperamos que cumpla su palabra).
-Seré alcalde hasta el día 15, digan lo que digan (desobediencia tras desobediencia).
-Me aliaré con quien haga falta para seguir siendo alcalde - alcaldesa (interpretación libre).
En fin, que nadie se siente perdedor. Peor para ellos... y para nosotros.