Ya casi se me había olvidado por qué comencé a escribir en mi "guaderno", cuando de una visita a la dermatóloga salió petróleo. No es que ella me extirpase un furúnculo profundamente enquistado, que es más amiga de congelarme los lunares abultados (amigos, aunque no lo creáis, el hielo quema). Simplemente me puso en contacto con alguien que canta y dirige coros. Y de ahí salieron varios emails y una llamada telefónica. No es mucho, pero es más de lo que esperaba después de bloguear sin rumbo, o más bien, con rumbo variable. Así que me hallo en estado de shock, ilusionado, esperanzado y hasta diría que medianamente optimista.
Tampoco pienso echar las campanas al vuelo, que me conozco el paño, pero tengo buenas vibraciones que, por cierto, es el título de un CD de los King´s singers que os recomiendo encarecidamente. Por ahí van los tiros. Y los "troyianos".