domingo, 18 de septiembre de 2016

Y VENGA MISCELÁNEAS

Ayer estuve de comida familiar. Excepto los dos sobrinos que viven allende las fronteras, que no los mares, fuimos todos. Después del ágape nos pasamos por San Cebrián de Mazote, el pueblo de mi madre, que acertó a nacer el mismo día de la fiesta en honor al santo, cosa que a mi abuela le chafó el baile. Descubrí que, como los gitanos, todos somos primos, y que algunos de ellos merecen mención (aunque sean segundos), como Emilio, con el que hacía mucho que no coincidía, desde los tiempos del café Compás, en los que ponía a prueba mi aguante al gintonic con cáscara de limón, incansable él, antes de la moda de la macedonia con ginebra y tónica, aunque supongo que un tío que sigue fumando Ducados seguirá inaccesible a los combinados modernos.
Si conseguimos el patrocinio de la Caixa (otros dos primos tienen la palabra), allí estaremos para San Isidro, con el Cuarteto Muzikanten, en el salón multiusos.