Al revisar mi cuaderno, he encontrado unos apuntes que tomé a finales del verano pasado. Son pocos —ya asomaba septiembre con su aviso previo de la depresión post-vacacional, y me quedaban las fuerzas justas, no sé para qué— pero creo que merecen la pena.
Se celebraban los campeonatos europeos de natación y los de atletismo, y la "tele-de-todos" los anunciaba, en un hito sin precedentes, que yo sepa, como "European championships, Glasgow-Berlín". Sería por ahorrar en el título y no tener al pobre becario cambiando los rótulos a cada poco. Sensibilidad empresarial.
El locutor titular, acompañado de dos técnicos —un entrenador y un ex-atleta, ni rastro de un técnico de la RAE— narraba la transmisión, orlándola de perlas —nada de Majoricas—:
—...su segunda mejor marca de siempre, que le han valido...
—Comienza la final de los cuatrocientos estilos. (Aparte de crol, espalda, braza y mariposa, se me escapan los otros 396).
—Con estos 2,31 —era un saltador de altura—iguala su mejor marca, que era de 2,31. (Quizá hubiera milímetros de diferencia, pero no constan en acta).
—Nadie es profeta en su casa. (Quizá vivía en un ambiente aún más exigente que su tierra).
—El francés Metella (pronunciado Métela, Metela o Metelá. Por lo visto, al locutor le asaltaban su ascendencia española, argentina o francesa según las brazadas).
Y no cuento más.