lunes, 5 de octubre de 2009

DEJANDO DE FUMAR, II

Para ponerme a prueba sin querer, el viernes pasado me llamó mi sobrino el mayor.
-Te debo la cena de lo de empezar a currar. ¿Quedamos hoy?
(Es una tradición familiar que él ha iniciado, consecuencia de otra que institucionalicé yo hace 7 años).
-De acuerdo.
Nos vemos, cenamos juntos y el chupito me trae mis primeros fantasmas. Sentencio el postre con un puro de tamaño boda: Vegafina corona. Dos copas más tarde me entra el segundo arreón de ansiedad y ya de vuelta paso por el único bar que tiene cava y me compro otro igual, que me dura hasta llegar a casa, aunque lo apago en el taxi y lo enciendo después.
Las pastillas mágicas son más bien una caja de sorpresas: hoy me duele la cabeza, mañana tengo náuseas, pasado mareo... antes de acabar el tratamiento espero sentir alucinaciones y algún orgasmo, (que viene a ser lo mismo) aunque no lo he visto en los efectos secundarios.