Aunque no me acaba de convencer el nuevo diseño de mi blog, mientras me lo pienso, consulto y decido, voy a lo mío, que es escribir. El asunto de las bragas con libro de regalo ha dado más de sí de lo esperado, será porque el algodón cede. Parece que el mundo es realmente más pequeño de lo que aparenta, lo cual me alegra porque siempre me he sentido incómodo en espacios que no controlo, ya sea una ciudad o una reunión de conocidos. Necesito saber qué calle viene detrás de otra, por dónde cae el centro y el itinerario aproximado de los autobuses. No es que tenga mucho sentido u orden interno lo que digo, pero es una forma mal disimulada de dejar abierto el caso de los libros gratis, que espero resolver en parte la próxima semana.