domingo, 20 de enero de 2019

DELICATESSEN



Esta mañana, de camino a misa de doce y media, encontré varios carteles en las tapias de un solar donde antes un hostal alojaba a los toreros —la plaza está justo enfrente—. Muerto el hostal —hace más de veinticinco años, con su fachada apuntalada para preservarla de la ruina—, no los diestros, que algunos también, sólo quedan las paredes de ladrillo. Paquirri, Manzanares, Ordóñez, Camino, los Bienvenida y los Esplá y otros se alojaron allí, en el Lucense, antes de cruzar el Paseo de Zorrilla, vestidos de luces, en loor/olor de multitudes —ya se sabe que la multitud tiende a oler, la "tauromáquica" a puro, coñac y colonia cara, y el botafumeiro no se estila fuera de Santiago—. Hoy, a falta de corridas, se anuncian conciertos. Me sorprendió que casi todos homenajeen a alguna banda extinta: Beatles, Queen, Héroes del silencio —hay disgustos para todos—, y El último de la fila, y pocos conciertos son de grupos vivos. Será que los clásicos nunca se acaban de ir, ni falta que hace, gracias a sus virtudes y a las vicisitudes del mercado de lo inmediato. 

Allá por los noventa, me junté con unos amigos para montar un grupo, Delicatessen, y versionar temas de los Rolling, Elton John, Supertramp, Beatles... y, cómo no, Queen. Nuestro primer concierto, un "bolo" en el argot, tuvimos que hacerlo en Cervera de Pisuerga con el nombre de Máskaras+ (mascarasmás), gracias a que el archivo de bandas jóvenes de la JCYL aún no se había actualizado lo suficiente como para borrarlos de la lista, por ya no jóvenes o porque ni tocaban. No sospechábamos entonces lo modernos que éramos, adelantándonos al "tributaje", pero al menos tuvimos la decencia de no maltratar al público con nuestras propias canciones, flor de un día o de unas horas. De hecho lo intentamos, pero el experimento duró poco. Eso sí: nunca pasamos por la dureza, falsamente elogiosa, de ser teloneros y creer que la gente iba allí por escucharnos y no por coger sitio. 
Para ser justos, eso sucedió una vez, aunque no al estilo habitual. Tocamos un jueves en el Tío Molonio, y al día siguiente actuaron Celtas Cortos. Quizá, como en lo de los tributos, también fuimos pioneros en eso: en "telonear" con 24 horas de antelación. ¿Queréis ejemplos?