lunes, 29 de diciembre de 2014

GREEN DOG, II

En atención al lector que ha dejado una sugerencia ( y un notable), prosigo con la segunda parte, a ver si me gano el sobresliente:

Cuando Perry (lo acabo de bautizar) se siente acorralado tras su reducción al absurdo con vinagre de módena, ve aproximarse unos objetos voladores que, por estar en USA, se llaman UFOS. El color verde que los ilumina coincide con el suyo en pleno cabreo, lo que le induce a pensar que lo han confundido con uno de ellos y vienen a rescatarlo por error, ya que cuando hablamos de vida inteligente en otros planetas tendemos a considerarla similar a la del nuestro, si no superior, cosa nada extraña ateniéndose a las leyes de probabilidad y a las de Mendel, por aquello de que los guisantes también son verdes. A punto de llegar a la costa disparan unos chorros de láser de última generación o similar, que debido a un fallo achacable a los decimales de la conversión del sistema métrico al inglés y de este al marcianés, impactan en el mar, o sea, hacen agua. La perrita y la lobaza, (vaya usted a saber quién era más loba de las dos) son abducidas sin que los disparos de los marines hagan pupa en el casco de la nave, protegida a prueba de idiotas, pero sí a la loba, que cae herida a los pies de Perry. Instantes después, la nave, gobernada por la perrita, que se ha hecho con los mandos usando sus cánidos encantos con el fqwpfpqcasdnvcñaskdv Peláez, (contramaestre Pworuiwrutz en el idioma extraterrestre, que además rima), parte de vuelta a casa, mientras los soldados americanos celebran su incontestable victoria con profusión de hurras tras los hip, hip de rigor.
-Podrán derrotarnos, pero nunca nos vencerán, -exclama el general al mando a distancia, es decir, desde su despacho, vía internet.
Los soldados, la policía y el séptimo de Caballería de Michigan lloran al tiempo, con lágrimas pero sin perder la compostura. Perry lame las heridas de la loba y ambos, gracias al amor, que lo puede casi todo, quedan liberados de su verdor luminiscente, mientras el mar refleja los restos del fulgor verde mezclados con las notas naranjas del sol, que deja paso a una luna llena, qué casualidad, sobre la que se dibuja el contorno de la nave espacial, que mira que tiene cielo y va a pasar justo delante.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Falta Pablo Iglesias. 6,5/10

Pucela a Capella dijo...

Vaya, vamos de animal en peor. No sé si arriesgarme, lo mismo suspendo.
Feliz año.