lunes, 14 de diciembre de 2009

¿A QUIÉN LEEMOS CUANDO LEEMOS A ALGUIEN?

Una costumbre muy arraigada en los columnistas es la de citar con frecuencia frases célebres (a veces poco, francamente) de autores conocidos. Por lo visto y leído, eso da muestra de la vasta cultura que uno posee y de paso ocupa líneas, lo cual en días de poca miga se agradece. Lo que aún no acabo de entender es por qué uno cita constantemente a Valle Inclán, (me viene un columnista a la cabeza...), o a Churchill, Shakespeare o vete a saber quién. Sería mucho más fácil dejar la reseña al principio del texto, y que cada quién eche un vistazo. Porque si yo quiero leer a Galdós, no compro un periódico en el que Fulano de Tal lo menciona, sino que voy a la librería y me pido los Episidios Nacionales o Fortunata y Jacinta. Cuando leo a Fulano es porque quiero saber lo que opina él, no lo que dice que opinaba Faulkner de lo que le han mandado a Fulano que opine. Y como recurso estilístico o literario, eso de hacerse el culto porque uno ha leído a Joyce en inglés de Dublín me parece penosamente pedante. Y más cuando no he podido leer a Joyce ni en las magníficas traducciones de Dámaso Alonso. O quizá precisamente por eso.

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