jueves, 4 de agosto de 2011

LA INSPIRACIÓN EXISTE, PERO QUE TE PILLE TRABAJANDO... Y UNA MIERDA.


Lo habré leído docenas de veces. Se atribuye la frase a Unamuno, Cela, Picasso, casi a los mismos que (se supone) prosiguieron en inglés una conferencia después de ser interpelados por un asistente a resultas de pronunciar Shakespeare en lugar de Chespir. El anecdotario se confunde con la historia, cosas de la Wikipedia, quizá.
Lo curioso es que esta tarde he dejado cinco borradores preparados para otros tantos textos de mi blog, que irán saliendo del horno a intervalos regulares, como los chubascos (produciendo el mismo efecto molesto). Algo habrá excitado mis neuronas, desde el paseo matutino hasta el café en presencia de Robert Redford y Kim Bassinger en "The best". Como no soy Punset analizo desde lo sencillo: estoy embalado y mis teclas no echan humo porque escribo despacio.
Necesito muchas tardes como la de hoy, porque las necesito para controlar el caudal, que no sólo flujo de ideas, sino de paz. Y lo único con lo que estoy de acuerdo es con tener un boli a mano. Si hace falta, me lo apunto en el brazo. O donde sea, según la extensión. Será por piel, aunque fina.

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