Un tag viene a ser la coda, o eso entendí cuando Nacho Nieto, el director de Tag Time, nos lo explicó.
Conocí a Nacho el día de la audición, lo que ahora se llama casting, que en inglés también tiene que ver con la pesca con caña. Quizá no esperaba el hombre que asomara entre las aguas un merluzo viejuno. Así me lo hizo saber:
—Sólo veo el inconveniente de tu edad.
Me dolió un poco, lo reconozco, máxime cuando estaba dentro de la horquilla marcada en las bases, "de 18 a 55". Me sirvió también para esforzarme más por quitarle las telarañas a mi voz, algo cascada por los años de docencia.
Un mes más tarde me llegó por email la confirmación de mi ingreso.
Me agradó reencontrarme con César, antiguo compañero de clase cuando chavales, y Tomás, otro del mismo cole pero algo mayor —no soy el más viejo, pensé—. También conocía a algunos más del sarao musical.
Un año largo después, Tag Time está a punto de presentarse en sociedad. Será una primera toma de contacto con el público. The best is yet to come. The show must go on. Anda que no hay canciones con un título adecuado, ad hoc, que dirían los latinos.
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