domingo, 3 de diciembre de 2017

EL PREMIO (NO LA PELI DE PAUL NEWMAN)


Newman era uno de mis actores favoritos y no sólo por guapo: uno de esos tíos tocados por la varita mágica que da la naturalidad, actuando como si no hiciera nada. Se pasó la vida de peliculón en peliculón y al final, tras un Oscar honorífico por su carrera, le dieron uno de verdad, como él decía,  por "El color del dinero" que no dejaba de ser una película entretenida, muy inferior a "El buscavidas", "La gata sobre el tejado de zinc" o "Camino de perdición" donde encarnaba a un malo malísimo que nos descolocó a todos sus fans. La academia se sentía en deuda con él, según parece.
"El premio" era otra de sus películas, con la guerra fría de fondo. Y de premios va esta entrada del blog: esta semana me han dado uno y me he puesto muy contento, la verdad, no por la dotación económica, sino por el reconocimiento a toda una vida tocándome las narices. 
-Si me hubiera molestado un poco más, yo podría haber sido alguien -le dije a mi madre después de contarle lo del premio. Ella se rió. 

Desde los remotos tiempos de estudiante, en los que gané un par de ellos, uno de poesía y otro de relatos, no había obtenido galardón alguno, ni siquiera una medalla de las que regalaban sólo por participar en un campeonato entre clases o cursos. Si yo ganaba con mi equipo de fútbol o baloncesto, ese año no había trofeos. Era una espinita clavada en mis tripas. 

Mi amigo Alfonso, que además es mi jefe, con el que he colaborado en conciertos y alguna composición para su grupo popero "Chloe" -23 euros en concepto de derechos de autor así lo atestiguan-, quedó segundo el año pasado en un certamen de relatos deportivos. En esta ocasión nos presentamos los dos sin decírnoslo y ambos hemos obtenido premio. Ayer se casó, ya le iba tocando, y comentamos el asunto entre nosotros y con los invitados a la boda. Como soy un poco perro, cosa que bien sabe, el día anterior le felicité por su premio sin decirle que yo también había ganado otro.
-Ya ves -me dijo-, el de este año me gusta más que el del pasado, pero he quedado peor.
-Lo mismo había más nivel -contesté.
Acto seguido le envié una captura de pantalla del acta, con su nombre y el mío.
-Se ve que había más nivel -dijo, antes de echarse un trago a su Barceló con cocacola light.
El día 20 de este mes iremos ambos a recoger nuestros respectivos premios a la Casa Consistorial. Bueno, antes tengo que pedirle permiso para faltar a las clases después del recreo. Espero que no me ponga pegas...
Enhorabuena por tu matrimonio y por el premio, Alfonso. Yo soy un poco más feliz y tú bastante más. Y Sara, tu princesa de cuento, ni te cuento.

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